Empezar la escuela secundaria puede dar miedo. Los pasillos abarrotados, las caras nuevas y los cursos exigentes suelen generar ansiedad. Para quienes además enfrentan una barrera del idioma, el desafío es aún mayor.
Magdalena Tum Mejía, estudiante de último año, enfrenta este reto directamente. Cuando se mudó de Guatemala como hablante nativa de español, los obstáculos fueron mayores. No podía entender completamente a sus maestros ni hablar con sus compañeros de clase, y cada díase convierte en una prueba de perseverancia. Sin embargo, como muchos estudiantes de inglés, llegó con ganas de aprender y desarrollarse académicamente. Con apoyo y resiliencia, Mejía está encontrando su lugar.
“Es un poco [difícil], porque no entiendo lo que dicen. Solo observo cómo lo hacen y yo sigo,” dijo Mejía.
Mejía atribuye a su maestra de Desarrollo del Idioma Inglés (ELD), Alison Do Carmo, quien ha hecho el ajuste más fácil. Tener una maestra bilingüe le ha ayudado a sentirse más cómoda.
“[Do Carmo] habla español. Estoy en una clase con ella para estudiantes que están aprendiendo inglés,” dijo Mejía.
Además, hacer amigos en una escuela donde se habla principalmente inglés puede ser complicado debido a las barreras del idioma. Sin embargo, Mejía ha encontrado amabilidad entre sus compañeros.
“Sí, tengo [amigos]. Llevo casi cinco meses aquí,” dijo Mejía.

Todd Van Peursem, profesor bilingüe, tiene entre ocho y diez estudiantes hispanohablantes en sus clases este año escolar. Actualmente tiene a Mejía como estudiante y destaca cómo los momentos de conexión que hacen son claves.
“Cada vez que los estudiantes se acercan a Magdalena, ella parece más feliz. Esa inclusión es poderosa,” dijo Van Peursem.
También cree que superar las barreras del idioma requiere esfuerzo mutuo.
“Se necesitan personas de mente abierta dispuestas a explorar lo desconocido. Usar cualquier pedacito de lenguaje para comunicarse puede construir un puente,” dijo.
Cathy Flores, directora sénior de Diversidad, Equidad, Inclusión y Pertenencia del Distrito, subraya la importancia de fomentar espacios de apoyo para estudiantes hispanohablantes nativos.
“Este rol tiene muchos aspectos. Una parte importante es organizar eventos estudiantiles que celebran su cultura,” explicó Flores.
Flores destaca programas como Latinos Unidos, un club que promueve la conexión cultural y el orgullo como claves para construir un entorno inclusivo.
“Brindar un espacio para la comunidad, la sanación y el empoderamiento es esencial para fomentar el sentido de pertenencia,” dijo Flores.
También ofreció consejos a los estudiantes que enfrentan barreras lingüísticas en la escuela.

“Recuerda tus raíces. Sé auténtico. Busca adultos y comunidades donde te sientas conectado. Y no te achiques porque otros no entiendan tu cultura,” dijo Flores.
El objetivo de Mejía es dominar el inglés. Estudia, usa Duolingo, y practica la conversación.
“Es estudiar más. Buscar programas en inglés para que pueda leer y también escribir,” dijo Mejía, comprometida a mejorar cada día.
La historia de Mejía demuestra la fortaleza de los estudiantes nativos de habla hispana. Con estudiantes como ella, el apoyo continuo de maestros, compañeros y familias asegura un camino inclusivo para futuras generaciones.