‘El baile de los 41’ provee una profunda visión de un mexicano infame.

Alex Fisch

Con una trama centrada en desafíos sociales y una mirada obscena que podría rivalizar con 50 Sombras de Grey, El Baile de los 41 de Netflix, un drama histórico dirigido por Monika Revilla, describe el contexto y la preparación de uno de los escándalos más infames de la historia de México. : una redada policial ilegal llevada a cabo el 17 de noviembre de 1901. En una casa privada en la Colonia Tabacalera de la Ciudad de México, una sociedad secreta de 42 hombres homosexuales, 19 de ellos vestidos con ropa de mujer, celebraba su baile anual. Más tarde esa noche, la policía llegó a la fiesta y arrestó a todos los hombres excepto a Ignacio De La Torre, yerno del entonces presidente de México, Porfirio Díaz. Si bien el gobierno intentó mantener el incidente en secreto, dado que la homosexualidad era un tabú, la prensa finalmente se enteró del arresto masivo y la noticia del incidente se extendió como la pólvora. El escándalo, también acuñado como el baile de la 41, fue un hecho monumental en la sociedad mexicana, ya que provocó discusiones sobre sexualidad por primera vez.

Amada Díaz (Mitzi Mabel Cadena), hija del entonces presidente mexicano Profirio Díaz preparándose para casarse con Ignacio De La Torre (Foto cortesía de Netflix).

Si bien la película avanza lentamente, su notable narración de la relación entre De la Torre y su esposa Amada Díaz es suficiente para compensar ese ritmo. De entrada se hace patente la yuxtaposición del desinterés de De La Torre por su relación con Díaz, y su posterior expresión de alegría cuando participa en el Grupo de los 42 con su novio secreto, Evaristo Rivas (Emiliano Zurita).

Un miembro del Grupo de los 42 realizando drag (Foto cortesía de Netflix).Esta interpretación del actor que hace el papel de  De La Torre lo convierte en un personaje con el que el público puede despreciar y simpatizar al mismo tiempo. Por un lado, con frecuencia engaña y actúa agresivamente con su esposa, dejándola abrumada por el dolor constante. Por otro lado, está claro que De La Torre está agobiado por las presiones de ser un hombre gay en el México de principios del siglo XX, ya que hace todo lo posible para mantenerlo en secreto. Esta dinámica crea un personaje matizado que supera el cliché de protagonista-antagonista en la mayoría de las películas.

Hay tantas cosas en El Baile de los 41 que están increíblemente bien hechas. Los actores emotivos, el complejo desarrollo de personajes y la excelente cinematografía contribuyen a la producción de un drama histórico estelar. Sin embargo, el principal defecto de la película no es el contenido incluido en la película, sino lo que está excluido.

Un miembro del Grupo de los 42 realizando drag (Foto cortesía de Netflix).

La película no reflexionó sobre la reacción del público en general ante el incidente, lo que habría sido no sólo apropiado, sino necesario dado el impacto que tuvo el escándalo en el país. Dado que la demografía de hoy es cada vez más favorable hacia los derechos LGBTQ +, El Baile de los 41 perdió una gran oportunidad para explorar las actitudes hacia LGBTQ + en el México de principios del siglo XX y cómo han evolucionado desde entonces. Esta narrativa podría haber encajado fácilmente dentro de la trama más amplia, ya que De La Torre se desempeñaba como gobernador de México en ese momento, y la película dedicó ciertas escenas en donde se  discute su popularidad con el público en general.

Sin embargo, si bien esta oportunidad perdida deja a la audiencia con ganas de más, no quita la emoción, el drama y el espectáculo de El Baile de los 41. Con un elenco estelar, una excelente narración y un estilo único pero atractivo, El Baile de los 41 es una película que no se deben perder las audiencias más maduras interesadas en los dramas históricos.

 

ENGLISH TRANSLATION:

With a plot centered around social challenges, and a raunchyess that could rival 50 Shades of Gray, Netflix’s Dance of the 41, a historical drama directed by Monika Revilla, depicts the context and build-up to one of the most infamous scandals in Mexican history: an illegal police raid carried out on Nov. 17, 1901. At a private home in Mexico City’s Colonia Tabacalera, a secret society of 42 gay men — 19 of them dressed in women’s clothing — were having their annual ball. Later that night, police arrived at the party and arrested every one of the men except for Ignacio De La Torre, the son-in-law of Mexico’s then-President Porfirio Diaz. While the government attempted to keep the incident a secret, given that homosexuality was taboo, the press eventually got word of the mass arrest, and news of the incident spread like wildfire. The scandal, also coined as the Dance of the 41, was a monumental event in Mexican society, as it prompted discussions of sexuality for the first time.

Dance of the 41 retold the harrowing event by focusing on not necessarily the raid itself, rather a glimpse into the private life of De La Torre (played by Alfonso Herrera), his reluctant relationship with Diaz’s daughter (played by Mitzi Mabel Cadena) and his involvement in a gay men’s secret society known as the Group of 42.

While the film does move along somewhat slowly, its remarkable storytelling of the relationship between De la Torre and his wife Amada Diaz is enough to make up for such pacing. From the onset, the juxtaposition of De La Torre’s disinterest in his relationship with Diaz, and his subsequent expression of gaiety when he is participating in the Group of 42 with his secret boyfriend, Evaristo Rivas (Emiliano Zurita) is evident. 

This portrayal of De La Torre makes him a character that the audience can both scorn at and sympathize with. On one hand, he frequently cheats on and acts aggressively towards his wife, leaving her overcome with constant grief. On the other hand, it is clear that De La Torre is burdened by the pressures of being a gay man in early 20th century Mexico, as he goes to great lengths to keep it a secret. This dynamic creates a nuanced character that overcomes the protagonist-antagonist cliché in most movies. 

There is so much about Dance of the 41 that is incredibly well done. The emotive actors, the complex character development and superb cinematography all contribute to the production of a stellar historical drama. The film’s main flaw, however, is not the content included within the film, but rather what is excluded. 

The film did not reflect upon the general public’s reaction to the incident, which would have been not only appropriate, but necessary given the impact that the scandal had. With today’s demographic being increasingly more favorable towards LGBTQ+ rights, Dance of the 41 missed a huge opportunity to explore the attitudes towards LGBTQ+ in early 20th century Mexico and how they have evolved since then. This narrative could have easily fit within the broader plot, as De La Torre was serving as Mexico’s governor at the time, and the movie dedicated certain scenes that discuss his popularity with the general public. 

Yet while this missed opportunity does leave the audience wanting more, it does not take away from the emotion, drama and spectacle of Dance of the 41. With a stellar cast, excellent storytelling, and a unique yet enticing, Dance of the 41 is a must watch for more mature audiences interested in historical dramas.