“[La cuarentena ha sido] difícil. Es muy diferente estar en Marín, por ejemplo, donde mantienes la distancia social, puedes salir o pasear a tu perro o hacer lo que tienes que hacer. No he salido de la casa en 23 días,” Eva Fernandez dijo. “No he caminado hasta mi puerta de entrada.”

Eva y Remi Fernandez viven con su familia en Valencia, España en un apartamento ubicado en la calle más concurrida de la ciudad. Antes, este lugar excelente les dio la oportunidad de caminar a cualquier lugar donde necesitan. Pero, durante este cierre de emergencia, el barrio parece sofocante. 

Los gemelos, que vivían en Kentfield antes de mudarse en España por su primer año de escuela secundaria en 2016, asisten a una escuela estadounidense con un programa de Bachillerato Internacional (BI). Antes del brote de Coronavirus, pasaban la mayoría de sus vidas fuera de las paredes de su apartamento, practicando el fútbol o pasando tiempo con amigos en varias partes de la ciudad. Ahora, tienen que buscar otras formas de divertimento, como probar nuevas recetas o jugando a juegos de mesa con el resto de su familia. 

Aunque el virus devolvió sus vidas más difíciles, los gemelos dicen que están intentando de mantener una actitud optimista, reconociendo los aspectos positivos del bloqueo.

“Pienso [que el virus ha] provocado un sentido de unidad a lo largo del país, porque todos están en la misma situación. Cada noche a las ocho todo el mundo sale al balcón y aplaude para agradecer a los trabajadores de emergencia, todos los médicos, paramédicos, cualquier persona que ha continuado a trabajar durante este tiempo. [Este evento] ha seguido ocurriendo cada noche para tres semanas,” Remi dijo. “Pienso que demuestra que aunque sea un tiempo difícil, todos están trabajando para superarlo juntos.”