A medida que crece la emoción por el Super Bowl XL en el Levi ‘s Stadium de Santa Clara, la noticia de que el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE) realizará controles migratorios en el evento ha encendido el debate nacional. El anuncio, realizado por el empleado especial del Departamento de Seguridad Nacional, Corey Lewandowski, ha generado críticas por apuntar a un importante evento cultural que ya está en el centro de una controversia política.
“No hay ningún lugar donde se pueda brindar refugio a las personas que se encuentran en el país ilegalmente, ni en el Super Bowl ni en ningún otro lugar”, dijo Lewandowski en una entrevista en The Benny Johnson Show. La secretaría de Seguridad Nacional, Kristi Noem, confirmó posteriormente la presencia de ICE, afirmando que los agentes estarían “por todas partes” en el Super Bowl para “hacer cumplir la ley”.
La decisión llega apenas meses después de que la NFL anunció que la superestrella puertorriqueña Bad Bunny encabezará el espectáculo de medio tiempo de 2026, la primera actuación íntegramente en español en la historia del Super Bowl. Mientras millones de aficionados celebraron el hito, figuras de la derecha criticaron inmediatamente la decisión, calificándola de “antiamericana” y “políticamente divisiva”. El expresidente Donald Trump llegó a calificar la decisión de la NFL de “absolutamente ridícula”.
Bad Bunny, quien se ha pronunciado abiertamente sobre temas de inmigración y la independencia de Puerto Rico, ha declarado anteriormente que evitó actuar en Estados Unidos por temor a que el ICE atacara a su público mayoritariamente latino. “Era algo que nos preocupaba mucho”, declaró a la revista i-D, explicando por qué excluyó a Estados Unidos de su gira mundial 2025-2026.
Ahora, con la confirmación de la presencia del ICE en el Super Bowl, esos temores parecen más reales que nunca. Según The Guardian, se han producido más de 228.000 arrestos y deportaciones desde que el presidente Donald Trump asumió el cargo en enero de 2025. Los críticos argumentan que llevar al ICE a un evento tan destacado es una táctica para intimidar a las comunidades inmigrantes.

La Sra. Ceja-Chau, profesora de Historia Mundial de Colocación Avanzada (AP) y fan de Bad Bunny, cree que la decisión transmite un mensaje peligroso. “Es una táctica de miedo”, afirmó. “Porque un latino se presenta, el gobierno está intensificando la aplicación de la ley. El miedo es la herramienta más poderosa de ICE: para impedirnos luchar, tener esperanza y vivir. Pero eso no le impedirá ser Bad Bunny. No se puede hacer eso”.
Para muchos, la actuación de Bad Bunny representa más que solo entretenimiento: es un momento de visibilidad para una comunidad que a menudo ha sido marginada en la cultura estadounidense dominante. Olivia Santiago-Hall, estudiante de último año que planea ver el Super Bowl de 2026, expresó su frustración por la politización de un evento que busca unir a la gente. “¿Cómo sabemos que quienes han vivido aquí toda su vida no se verán afectados?”, preguntó. “Le quita la alegría que todos compartimos cuando se trata del Super Bowl”.
El propio Bad Bunny ha decidido centrarse en el impacto positivo de su próxima actuación. “Es por mi gente, mi cultura y nuestra historia”, dijo en un comunicado cuando la NFL lo anunció como el artista del medio tiempo. “Ve y díselo a tu abuela: estaremos en el espectáculo del medio tiempo del Super Bowl”. El debate en torno a la actuación de Bad Bunny refleja las tensiones políticas observadas en los últimos Super Bowls. El espectáculo de Kendrick Lamar en el medio tiempo de 2025, que abordó temas como la justicia racial y la identidad estadounidense, generó conversaciones similares. Según Cayden Roberts, estudiante de último año de Redwood y gran fan de Bad Bunny, es poco probable que ese impulso se desvanezca. “El Super Bowl es más que entretenimiento ahora, es una declaración”, dijo. “Bad Bunny sabe que el mundo lo está mirando y no teme aprovechar ese momento para decir algo significativo”.
Para la comunidad latina, el Super Bowl de 2026 representa más que un simple partido; se erige como un momento cultural decisivo, marcado por el orgullo, la protesta y la perseverancia. A pesar de los temores y la tensión política persistentes, el evento simboliza visibilidad y fortaleza, reflejando una larga historia de resiliencia y esperanza dentro de la comunidad.